NUESTRAS CREENCIAS (resumidas)

miércoles, 21 de enero de 2009

Obama y la religión

Mientras veíamos por la televisión el juramento del presidente Obama, Marcela y yo, sentimos una gran alegría de ver a un pueblo que se está volviendo a Cristo, al ser guiados por un hombre que se muestra tan comprometido en su carácter cristiano.

Me doy cuenta que "sí, podemos" también en Chile promover un liderazgo comprometido con los valores del Reino de Cristo, a saber: justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. No obstante, está comprobado que en Chile no habrá justicia para todos, ni un sueldo ético en vez de un sueldo mínimo, ni tampoco oportunidades educaciones y laborales de calidad, mientras existan personas egoístas; con sus intereses personales, políticos, económicos y religiosos, por sobre la libertad y dignidad del resto de los chilenos.

Un ejemplo de balance es la opinión de Obama con respecto al hecho religioso. Él sentenció: “Mi criterio general es que si una congregación o una iglesia o una sinagoga o una mezquita o un templo quiere brindar servicios sociales y acceder a fondos gubernamentales, deben ser capaces de estructurarlo de modo que toda la gente pueda acceder a esos servicios, y de un modo en que no veamos el dinero del gobierno usado para hacer proselitismo. Ésta, por cierto, es una visión basada no sólo en la preocupación de que el aparato del Estado sea capturado por alguna fe religiosa en particular, sino también porque quiero a la Iglesia protegida del Estado. Y no creo que logremos promover la increíble riqueza de nuestra vida religiosa y de nuestras instituciones religiosas cuando el gobierno empieza a estar profundamente enredado en sus asuntos. Ésta es parte de la razón por la cual ustedes, los europeos, no tienen una gama tan rica de instituciones religiosas y de fe viva. Parte de esto se debe a que tradicionalmente la Iglesia era una extensión del Estado. Y también existe una menor experimentación, menos vitalidad, menos respuestas a los anhelos de la gente. Se ha convertido en una institución rígida que ya no sirve a las necesidades de las gentes. La libertad de religión en este país, creo, es precisamente lo que hace a la religión tan vital” (Beliefnet.com, 30/01/08).


Obviamente este pensamiento no es bien aceptado por los líderes católicos, ni en Chile ni en el resto de latinoamérica. Por más de 200 años vivimos bajo la supremacía católica en asuntos de fe, política, economía, sociedad, justicia; en fin, en la transversalidad de la existencia humana; pero, si queremos ser un país donde la Constitución cumpla efectivamente su propósito e ideario de libertad y justicia, pienso francamente que los cristianos evangélicos debemos involucrarnos, capacitarnos, educarnos, respetarnos e integrarnos para ser una fuerza que alce la voz profética para la cual fue llamada por el Señor y fundamento de la iglesia cristiana, Jesús. Las autoridades y la comunidad ven claramente nuestra falta de unidad entre los evangélicos. ¡Por Dios, sometámonos a las autoridades, pues éstas son impuestas por Dios!

Creo que existen católicos comprometidos realmente con los valores cristocéntricos, pero son los menos, pues la mayoría son más bien antropocéntricos.
En chile hay una amplia diversidad de religiones e ideologías: testigos de Jehová, mormones, adventistas, pentecostales, masones, católicos maristas, iglesias libres o de corte congregacional, metodistas, bautistas, musulmanes, judíos (creyentes y ateos), religiones del lejano oriente, etc, presentes en Chile. Todo esto resulta en un desafío para marcar presencia también ante las nuevas corrientes. ¿Qué está haciendo nuestra iglesia?. Esta pregunta debemos hacerla dentro de nuestras iglesias en los encuentros de estudio.

Creo también que debemos hacer un mayor esfuerzo por construir puentes de encuentro entre todas las religiones, por el bien común y el ejercicio de la libertad, sustentado en los valores éticos de dignidad y valor del ser humano. No estoy proponiendo otro partido político "evangélico"; el tema no va por ese camino. Solo estoy reflexionando que los evangélicos debemos hacer algo. Ese algo pasa por:
1.- Comenzar a releer -y estudiar- la Biblia en nuestras comunidades eclesiales.
2.- No imponer los principios cristocéntricos a la sociedad.
3.- Orar y dar lo que necesiten los enemigos en franca actitud de amor al prójimo.
4.- Denunciar la injusticia, pero no condenar a nadie.
5.- Proponer ideas y acciones concretas para proteger a nuestros niños.
6.- Ayudar a los ancianos, viudas y huérfanos.
7.- Invitar a las personas a tener una comunión personal de fe con Jesús, sin imponerles nada.
8.- Aprender la ética que enseña Cristo y el apóstol san Pablo.
9.- Amar y repetar a tu esposa e hijos; también a tus otros parientes.
10.- Dar a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César (diezmo e impuestos).

Los cristianos sabemos muy bien que Jesucristo valoró al ser humano al aceptar dar su vida en la cruz por la redención de cada hombre y mujer, pero es igualmente sabido que ese sacrificio solo se aplica a quienes acepten convertir su corazón y mente a esta verdad, de manera subjetiva; demostrándolo y vivenciándolo de manera objetiva, en una sociedad cada vez más necesitada de un modelo de liderazgo basado en caracter, y discipulado basado en obediencia.

Solo así los temas valóricos, económicos, laborales, educativos; al final, humanos, serán tratados en Chile con la debida efectividad requerida para el bienestar real de cada chileno y cada chilena.

Viva Chile!

Miguel Lineros A.
Pastor

jueves, 8 de enero de 2009

Cristianismo Objetivo

Era la convicción de Sören Kierkegaard, que el cristianismo existía solamente en subjetividad y por lo tanto no existía objetivamente. "Aquel que tenga un cristianismo objetivo y ningún otro, es eo ipso un pagano, porque el cristianismo es precisamente un asunto del espíritu, y entonces de subjetividad, y de consiguiente de interioridad" (CUP, p.42). Si el cristianismo fuera objetivo, podría ser probado y atestado por los medios racionales ordinarios. Esto significaría que una persona podría ser completamente objetiva y separada del cristianismo y, a pesar de esto, demostrar que es cierto. Pero el cristianismo existe solamente en subjetividad. Es la comunicación de una pasión en interioridad y subjetividad , y esto es el quid de su confirmación.
Una vena similar se halla en Bultmann. Bultmann remueve todos los hechos de Dios y las decisiones de fe, de la categoría de lo objetivamente verificable. Al grado que hace esto, concuerda con la tesis de Kierkegaard en cuanto a que el cristianismo objetivo no existe.
(Bernard Ramm. Diccionario de Teología. CBP)